Las manzanas, protagonistas del menú de Navidad
A medida que se acercan las fiestas, las cocinas se llenan de olores cálidos y mesas que quieren sorprender. Cada variedad aporta un matiz diferente que afina salsas, da relevo a guarniciones y eleva tanto platos salados como postres. La clave es entender qué aporta cada manzana y aplicarla donde más brilla.
La Golden es la mejor aliada cuando buscamos equilibrio y suavidad. Su dulzura moderada y la poca acidez integran rellenos y salsas sin tapar el fondo. En canelones de asado, con manzana salteada con mantequilla y piel de limón aporta jugosidad y perfuma sin endulzar en exceso. En aves, como el pavo relleno, ayuda a mantener el relleno húmedo y a dar una salsa final satinada.
Cuando el plato necesita frescura y tensión, la Granny Smith entra en juego. Su acidez nítida limpia la grasa y da contraste. Es ideal en carnes grasas, como el pato o el lechón, donde un chutney rápido con jengibre y vinagre equilibra el conjunto. También funciona en pescado al horno: unas láminas finas de Granny con hinojo y un rayo de aceite de oliva hacen de almohada aromática para una lubina suave pero con carácter.
La Pink Lady® combina dulzura y acidez con un aroma muy fino que enamora en entrantes y acompañamientos. En crudo, mantiene el crujido y aporta color: pensadla sobre un brie al horno o en una ensalada de rúcula y granada con una vinagreta de miel y mostaza. Asada ligeramente con almendras, hace de contrapunto espectacular a las colas de Bruselas al horno, transformando una guarnición clásica en un plato que todo el mundo quiere repetir.
Si queremos zumo y dulzura, la Fuji es insuperable. Aguanta bien cocciones medias y deja un bocado lleno. En un lomo de cerdo con salvia y sidra, la Fuji se carameliza ligeramente e integra la salsa, aportando volumen al paladar.
La Red Delicious brilla sobre todo al natural: es una manzana para servir en láminas finas cuando lo que buscamos es perfume y elegancia. A las tablas de quesos, acompaña azules y curados sin competir; en las ensaladas festivas, marida con rúcula, nueces y granada. Es también una gran opción para dar color a canapés fríos donde la presentación es tan importante como el gusto.
Con la Royal Gala, encontramos una dulzura amable con punto de acidez que la hace versátil en guarniciones tibias. Un puré de patata y manzana hace de base sedosa para lonchas de becerra; también entra muy bien en un cuscús especiado con pistachos y hierbas, una alternativa ligera cuando la mesa pide respiro entre platos más contundentes.
La Candine® destaca por el crujido y el aroma. Cortada a dados, se dispersa bien y da un toque fragante a preparaciones delicadas: tartar de salmón con eneldo y lima, o foie cocido con una gelatina suave de manzana. Es la elegida cuando queremos que la manzana se note a cada bocado sin dominar.
Para platos con especies invernales, como el curry vegetal, estofados o incluso bebidas calientes, la Joya® (Cripps Red) aporta dulzura con un toque ácido potente que se entiende con canela, clave y anís estrellado.
En una Navidad donde cada detalle cuenta, las manzanas permiten orquestar texturas y sabores con precisión. La variedad justa en el plato adecuado puede transformar una receta tradicional en una experiencia nueva.
